Déficit de Atención (TDA/TDAH).
El Trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDA/TDAH) se inicia en la infancia y se caracteriza por dificultades para mantener la atención, hiperactividad o exceso de movimiento o dificultades en el control de los impulsos.
Las manifestaciones más habituales que presentan los niños con este trastorno se relacionan con los siguientes comportamientos:
- La actividad motriz les lleva a levantarse continuamente de su asiento, charlar con los compañeros, hacer ruido, etc., lo que provoca una interrupción constante del profesor.
- Su dificultad de concentración les hace distraerse fácilmente, llevándoles a dedicar más tiempo de lo normal a la ejecución de las tareas escolares y a obtener unos rendimientos más bajos. Ese bajo rendimiento escolar es consecuencia también de una mala memoria secuencial, produciéndoles dificultades de aprendizaje tanto en operaciones aritméticas, como en lecto-escritura.
- Su impulsividad les suele llevar a un deseo de terminar las tareas lo más rápido posible, lo que provoca que cometan tantos errores, como comerse sílabas o palabras cuando escriben o leen.
A todas estas características hay que sumarles el alto grado de frustración que les produce el no realizar las tareas con la misma rapidez y diligencia de sus compañeros, las continuas quejas de sus profesores, el rechazo de sus compañeros, que en ocasiones les lleva a reaccionar con rabietas o estallidos, mostrándose hacia los demás como una persona con poca capacidad de autocontrol.
El tratamiento, en primer lugar se aborda desde una perspectiva psicoeducacional, explicando el trastorno al afectado y a su familia y las diferentes vías de intervención que existen.
Por otro lado, la intervención se centra en la modificación de conducta, estableciendo normas y límites, modificando las conductas disruptivas y estableciendo conductas positivas. Además, se lleva a cabo un entrenamiento en resolución de conflictos, en auto-instrucciones, en autorregulación emocional y en organización y planificación de la conducta en función de objetivos y metas. También el tratamiento consiste en un entrenamiento en habilidades sociales, dotando de herramientas asertivas, de conductas prosociales y reglas de sociabilización.
Es muy importante la colaboración de la familia y del colegio, dado que en estos casos suele haber una afectación en estas dos áreas. Es necesario un trabajo conjunto entre los dos contextos, persiguiendo los mismos objetivos terapéuticos con el niño.
De esta forma, el niño va a conseguir aumentar sus niveles de concentración y reducir su impulsividad, pudiendo adaptarse de forma óptima al contexto académico, familiar y social.